martes, 30 de agosto de 2011

Minorías

Las fotos de las nalgas del ahora exsenador republicano Roberto Arango, exportavoz de la mayoría en el Senado de Puerto Rico y expresidente de la comisión de Reglas y Calendario, transmitidas en una red social dirigida a la comunidad gay destaparon el velo hipócrita que lo arropaba mientras fungía como legislador.

Arango desde la posición “maldita” de la comisión que presidía (la misma que ocupaba Ñañito) que de por sí ha dado que hacer y de qué hablar estos últimos años, frenó con su inacción avances para erradicar el discrimen sistemático contra las lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgéneros y transexuales. Ignoró que los derechos humanos son universales. Mostró cómo desde esa silla de tanto poder, desde donde se decide lo que traspasa o no para la consideración de todos los miembros se puede manipular y “echar pa’ atrás” a una sociedad. Su burla de cuatrienio y medio ha costado a las minorías obtener justicia, equidad y respeto en sus reclamos.  

Hemos pagado un sueldo, dietas, auto y tal vez hasta el celular con qué se tomó las fotos a este legislador a cambio de su falsedad y errores de juicio. Hemos ganado el silencio de los fundamentalistas religiosos dentro y fuera de la legislatura. Los mismos que abarrotan los medios de comunicación para censurar las gestiones de educación sexual en las escuelas.

Hace dos décadas la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó definitivamente la homosexualidad de la lista de las enfermedades y puso fin a casi un siglo de homofobia médica. En junio pasado el foro de derechos humanos de la ONU proclamó igualdad de derechos para homosexuales al declarar en contra de la discriminación o violencia contra personas en base a su orientación sexual.

La impertinencia de Arango lo ha situado ahora en el grupo de las minorías. Habrá que ver el trato de su sucesor(a) a sus reclamos por igualdad.